martes, 16 de junio de 2015

Regalos de la luz: Esteban del Toro


El Universal, 9 de junio de 2015

Cuando el talento creativo se encuentra en ebullición, es frecuente que fluya a través de diversos cauces. Tal es el caso de Esteban del Toro, quien, formado profesionalmente como Diseñador Industrial, ha incursionado con éxito también en otras áreas, como la pintura y el diseño de modas. Sin embargo, en pocos campos parece brillar más su vena artística que en la fotografía, actividad que desarrolla profesionalmente, tanto a nivel publicitario como a nivel artístico, desde el año 2009.

Nacido en Tetuán en 1959, nutre su obra de la diversidad de influencias que ha recibido en su continuo peregrinar a través de diferentes países. Al respecto, el artista enfatiza cómo sus escenas urbanas procuran traducir la idea de que todo y todos somos parte de lo mismo, porque estamos hechos del mismo barro, lo cual ha podido constatar a través de sus múltiples viajes.

Hay varios rasgos que parecen distinguir la obra de Esteban del Toro. En primer lugar, resulta evidente el interés en las series, la búsqueda de elementos que se repiten, que establecen un ritmo, y que en ocasiones parecen converger hacia un mismo punto de fuga. Elementos anodinos del mobiliario urbano, tales como una pila de sillas encajadas unas sobre otras, son tema frecuente en sus fotografías. Y es esa interpretación del objeto cotidiano como objeto artístico la que prevalece cuando va reportando en sus imágenes elementos arquitectónicos que se replican hasta constituirse en auténticas grecas.

En ocasiones, ni siquiera es posible identificar de dónde proviene el fragmento que contemplamos, cuál es el objeto retratado, pues la magnificación de algún particular hasta conferirle un valor protagónico hace que pierda las referencias figurativas. Una grieta, una mancha de óxido, una gota de agua, pueden convertirse en entes anónimos e inidentificables, que destilan, sin embargo, poesía, pródigos en colores y texturas, sin necesidad de representar “algo” concreto y bastándose a sí mismos en su riqueza morfológica y cromática.

Y finalmente, en la obras de del Toro, destaca la luz: la luz como objeto de estudio en sí misma, y la luz como recurso para modular delicadamente los volúmenes, cuando se trata la figura humana, por ejemplo. La luz, que se descompone en un haz cromático, la captura de la breve existencia de un destello, atmósferas luminosas, vacuas y transparentes, y sin embargo perceptibles y coloridas, constituyen el tema sobre el que se concretan las inagotables variaciones que Esteban desarrolla en su investigación.

Representado habitualmente en Venezuela por la Galería Arte Bortot, fue invitado a exponer su serie “Ataduras” en la sala Texu, de Oviedo, en donde también participó en exposiciones colectivas. “Hágase la luz”, exhibida en la Sala La Invierna, de Madrid, fue presentada por el diario español ABC como fotogalería de la semana en 2010.

Esteban considera la imagen como un regalo de la luz, no solo en el sentido literal, en el que es la luz lo que hace posible la visión, sino también en el sentido espiritual, considerando la luz como la fuerza nutricia, primigenia que revela la belleza presente en el entorno. No deja de ser mágico, como señala el artista, que la misma gota de agua, fotografiada por dos personas diferentes, dé como producto dos imágenes tan distintas. Sin duda, es el conocimiento de la técnica lo que hace factible alcanzar el efecto deseado, pero, sobre todo, es la particular sensibilidad de cada quien lo que permite seleccionar unos y no otros aspectos, y ponerlos en relieve.

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