martes, 24 de junio de 2014

Inspector: sueños rotos

El Universal, 24 de junio de 2014


Por fin el domingo llegó a feliz término lo que habíamos gestado durante tanto tiempo. Tras meses de preparativos, la adopción de Inspector era oficial e íbamos a estar juntos para siempre.

Comenzó por venir a casa una vez a la semana: así nuestra gata y él podían ir aceptándose recíprocamente. Después, vino también su camita y su manta, para que su olor se fuera integrando a nuestro entorno. Progresivamente, el deseo de que estuviera a nuestro lado fue creciendo, alimentado por la luz de su mirada bondadosa; por el vaivén de su colita en continuo movimiento; por el toque leve de su hocico húmedo, que no cesaba de repartir caricias….

Desde hacía un par de semanas, estaba permanentemente con nosotros.

-¡Inspector: ven!

Y acudía sigiloso, dócil y dulce, siempre confiado, aunque tímido y discreto. Yo no necesitaba abrir los ojos para saber que estaba ahí, junto a mi cama: su incansable colita tamborileaba rítmicamente contra el colchón mientras esperaba paciente que yo me dignara despertarme. Después, cuántas caricias. ¡Qué placer abrazarle! ¿Quién podría hacerle daño a una criatura así?

Pero sí: hay quien se atreve. Fue rescatado cuando tenía unos cinco años de un lugar en el que permanecía hacinado junto con otros perros. Del tiempo transcurrido allí poco sabemos, pero dos detalles resultaban bastante elocuentes: sus orejas y su temor.

Dice Carolina que probablemente le cortaron las orejas cuando era cachorro, “a lo vivo, sin anestesia, y luego le quemaron los bordes como suele hacer la gentuza y los paletos de pueblo diciendo que es una tradición y se hace así”. El solo pensarlo me produce náuseas.
El menor ruido le causaba sobresalto; cualquier movimiento brusco lo atemorizaba. Ya nos encargaríamos nosotros de que olvidara.

Desde su rescate, su hogar fue ALBA, la Asociación para la Liberación y el Bienestar Animal, donde le prodigaron todo el cariño y los cuidados posibles. Su ternura fue cautivando el corazón de los que por allí pasaban. Y, entre todos, íbamos a ser nosotros los afortunados, los que íbamos a tener la oportunidad de convivir con este dechado de nobleza. Así el domingo Inspector pasó a formar parte de nuestra familia oficialmente.

Bastó un portazo para destrozar nuestras ilusiones y los esfuerzos que se habían sumado para hacer de él un perro feliz. En su pobre ánimo aterrorizado el sonido restalló y lo empujó a correr, a correr ciegamente y sin sentido, presa de la adrenalina. El arnés cedió ante el tirón y quedó suelto, sin límites y sin protección, en su frenética carrera.

Intentamos, sin éxito, encontrarlo antes de que oscureciera.
La fatalidad quiso que se complicaran las cosas: a medianoche se desató el estruendo de los fuegos artificiales que ponían fin a la tradicional Verbena de San Antonio, lo cual sin duda lo estimularía a alejarse.


Paulatinamente, más y más personas fueron uniéndose a la búsqueda: los vecinos, los amigos, los voluntarios de ALBA, la policía…. Gracias a la diligencia de todos, al amanecer el barrio entero estaba lleno de sus fotografías, suplicando avisaran si llegaban a verlo.

Asombroso el sinnúmero de riesgos de los que repentinamente estuvimos conscientes: los parques, que antes se nos ofrecían como un entorno saludable y apropiado para las correrías de Inspector, se presentaban ahora como enormes extensiones por escrutar; el río y su presa nos parecían una amenaza. ¿Y si se acercaba a la verbena atraído por el olor de la comida y lo retenía alguno de los feriantes? ¿Y si alguien lo capturaba para llevarlo a las peleas de perros? ¿Y si cruzaba la calle descuidadamente y lo arrollaba un coche? ¡A cuántos peligros se encuentran expuestos los pobres animales en estas inconmensurables ciudades nuestras!

He llorado descontroladamente bajo la ducha esperando en vano que el agua caliente arrastrara lo que los sollozos no han podido arrancar de mi alma. A las cuatro de la tarde alguien dijo haber avistado un perro como Inspector. Hallaron su cuerpecito yerto junto a las vías del tren, exánime.

El amor ha sido derrotado: no bastó todo el afecto que le teníamos para exorcizar los horrores depositados en su experiencia. Pudieron más ellos, los malos, a través de la distancia y el tiempo, a través del miedo que le inocularon y que lo arrastró a correr desorientado bajo el estruendo de los fuegos artificiales, solo y aterrorizado, hasta que el tren puso fin a su triste existencia.

He vacilado en contar esta historia, pero he pensado que puede servir para recordar que, ahora mismo, hay muchos animalitos como Inspector necesitando un hogar; que nunca son suficientes las precauciones que se extremen para protegerlos si son asustadizos; que no es posible cejar en la lucha para que el maltrato animal sea perseguido y sancionado.

Inspector nos dejó una lección muy clara que Patricia Vadillo acertó a entresacar: “Gracias por habernos enseñado que se puede olvidar el rencor a pesar del daño que te hayan hecho otros seres humanos. "

martes, 17 de junio de 2014

Kopelman

El Universal, 17 de junio de 2014


Diseñado por el arquitecto inglés Thomas Colcutt para la firma alemana de pianos Bechstein, el Wigmore Hall de Londres ha puesto marco a algunos de los momentos musicales más brillantes del siglo XX, acogiendo a los más talentosos intérpretes y desarrollando en paralelo una intensa actividad educativa que desembocaría en la creación de su propio sello discográfico, Wigmore Hall Live.

El día 30 de este mes recibirá a una de las agrupaciones musicales más destacadas en el ámbito de la música clásica contemporánea: el Cuarteto Kopelman, que interpretará en esta ocasión obras de Shostakovich y Prokofiev.

El Cuarteto Kopelman reúne a cuatro grandes músicos egresados del Conservatorio de Moscú en los años setenta. Sin duda, el hecho de haber compartido escuela explica la compenetración de que hacen gala estos virtuosos en su ejecución.


Mikhail Kopelman, quien fuera miembro de la Orquesta del Teatro Bolshoi y de la Orquesta Filarmónica de Moscú, pasó a ser en 1976 el primer violín del legendario Cuarteto Borodin, al que permaneció vinculado durante más de dos décadas. Así mismo ha impartido clases en las más prestigiosas instituciones del Reino Unido, Francia, Roma, Florencia, Finlandia, Estocolmo, Hamburgo y Viena, colaborando estrechamente en paralelo con Sviatoslav Richter.

Mikhail Milman, formado con Natlia Gutman and Mstislav Rostropovich, fue discípulo del célebre violonchelista Valentin Berlinski, también fundador del Cuarteto Borodin, con el que el propio Milman llegó a colaborar tanto en grabaciones como en conciertos. Como primer violonchelo de los Virtuosos de Moscú, Milman ha recorrido con éxito los principales escenarios de todo el mundo.
Premiado con diversos reconocimientos, Boris Kuschnir ha destacado tanto como músico de cámara como por su labor docente. Se ha querido reconocer el valor de sus servicios a la música austriaca cediéndole el violín llamado “La Rouse Boughton”, un Stradivarius elaborado en 1703, cedido por el Banco Nacional de Austria.


También discípulo de Berlinski, Igor Sulyga trabajó en colaboración con Dmitri Shostakovich. Miembro Fundador del cuarteto de Cuerdas de Moscú, formó así mismo parte de la Orquesta de Cámara Virtuosos de Moscú, al tiempo que desarrolaría clínicas en importantes academias de Lisboa, Viena, Madrid y Nueva Orleans. Ha sido premiado con numerosos reconocimientos, entre los que destaca el del Concurso Intenacional Karajan, en Berlín, recibido mientras era primera viola de la Orquesta del Conservatorio de Moscú.

A destacar, de estos músicos fuera de serie, la calidad humana, el valor del trabajo continuado, la capacidad de adaptación a cada sitio y el deseo de rendir los mejores frutos a donde quiera que vayan, haciendo escuela y dejando una huella en todos los que
disfrutamos de su música. Porque como señala la veterana empresaria teatral Elisabeth Michot, quien ha seguido la trayectoria de los integrantes del Cuarteto desde hace años y por ello puede dar cuenta de su elevadísimo nivel de calidad: es el músico quien tiene que interpretar, que entender al compositor y, cuando lo logra, toda la audiencia es capaz de percibirlo.

martes, 10 de junio de 2014

Tras las huellas de Beauperthuy

El Universal, 10 de junio de 2014


José esteban García de los Ríos
En las entrañas del Oriente venezolano, a mediados del siglo XIX, Luis Daniel Beauperthuy estableció, antes que Carlos Finlay y antes de los experimentos de la comisión norteamericana que dirigiera Walter Red en Cuba, que el Aedes aegypti era el vector de la fiebre amarilla.

Del mismo modo, ya en 1854, al mismo tiempo que Pacini en Italia, Beauperthuy había publicado en la Gaceta de Cumaná una descripción de los vibriones presentes en las heces de sus pacientes, aquejados por el cólera a raíz de una epidemia que azotaría el norte de Venezuela hacia 1853. Así lo ha constatado José Esteban García de los Ríos, un personaje que, en sí mismo, es digno de ser estudiado

Nacido en Basse Terre el 26 de agosto de 1807, Beauperthuy era hijo de un próspero comerciante de la isla de Guadalupe. Alrededor de 1830 se trasladó a París para realizar estudios de medicina, que concluiría el 12 de septiembre de 1837. Es entonces cuando se plantea regresar a América en calidad de naturalista: había valorado la posibilidad de emplear las goletas que trasladaban hasta Europa las mercancías con que comerciaba su padre para enviar ejemplares de la geología, la flora y la fauna americanas.


Un contrato con el Museo de Historia Natural de Francia, fechado el 20 de marzo de 1838, oficializaba el cargo de Viajero Naturalista por tres años, los mismos durante los cuales el científico fue remitiendo a París especímenes de diversa naturaleza.

Así , comenzó su periplo desplazándose por las Antillas hasta desembarcar en Venezuela, en donde habría de permanecer hasta su muerte, acaecida en la madrugada del 3 de septiembre de 1871 a orillas del río Esequibo, a través del cual trasladaba diariamente a la isla de Kaow. Había allí un hospital, concebido por él mismo, dedicado a tratar enfermos de lepra, el mal en cuyo estudio invertiría los últimos meses de su vida.

García de los Ríos decidió emprender la tarea de rastrear qué fin habían hecho los ejemplares enviados por Beauperthuy a Francia a instancias de la doctora Irene Bosch, quien lo había introducido al personaje animándole a investigar más.


Este eminente microbiólogo español, asiduo lector de El Universal, es coordinador y profesor del Módulo “Bioseguridad y respuesta sanitaria ante riesgos y amenazas contra la salud”, perteneciente al Máster “Gestión de crisis en un mundo globalizado: bioseguridad y terrorismo”. Es también profesor del Máster Universitario en Análisis Sanitarios, de la Universidad Complutense de Madrid, y ha dirigido, participado o colaborado en diversos proyectos de investigación, publicando y dirigiendo tesis sobre marcadores moleculares, resistencia a antibióticos, microbiología clínica en fauna salvaje y en sanidad animal, fitopatología y bioterrorismo, entre otros temas.


Apasionado de la historia de la medicina, desde el año 2008 viaja regularmente a Venezuela para estudiar los archivos personales de la familia Beauperthuy y visitar los lugares en que el científico realizó sus investigaciones. Más recientemente se ha desplazado a París, en donde una concienzuda revisión de los fondos y catálogos del Museo de Historia Natural habrían de llevarle a identificar los especímenes remitidos desde Venezuela hace mucho más de un siglo.


Diversos obstáculos se interpusieron para llevar a feliz término la investigación. El primero de ellos, el más obvio: la inadecuada grafía del apellido Beauperthuy, escrito de muy diversas maneras en los registros, lo que entorpecería la localización de los envíos al buscar en los documentos a través del remitente; el segundo, la procedencia: la pesquisa resultó infructuosa al rastrear ejemplares expedidos desde Venezuela. Comenzaron a cosecharse los primeros hallazgos cuando se descubrió que muchas muestras aparecían registradas como provenientes de Colombia (Venezuela había pertenecido a la Gran Colombia hasta pocos años antes del desplazamiento de Beauperthuy a América). Salvados estos escollos, García de los Ríos comenzaría a ver los primeros frutos de su esfuerzo. Con el apoyo de eminentes herpetólogos franceses ha ido registrando la naturaleza de los ofidios enviados al Museo, mientras se van recabando los minerales y los fósiles con que Beauperthuy pretendía nutrir una descripción paleobotánica de América.


Resulta muy estimulante constatar cómo una suma de esfuerzos permite precisar la trayectoria y el perfil de un personaje con visos verdaderamente geniales, así como estimulante resulta también que un estudioso de la talla de García de los Ríos haya querido investigar un asunto tan fuertemente vinculado a la geografía y la historia de nuestro país. Ya presentó en Madrid, en la XX Bienal de la Real Sociedad Española de Historia Natural, sus estudios preliminares sobre la labor de Luis Daniel Beauperthuy como viajero naturalista. Esperamos que en breve comience a publicar más resultados de esta historia.

martes, 3 de junio de 2014

Yaracuy: ¿gallos o cultura?

El Universal, 3 de junio de 2014


Cualquier iniciativa, por pequeña que sea, orientada a mejorar la calidad de vida de la gente y a estimular su crecimiento intelectual, es digna de encomio. Pero cuando surge de un grupo social, que en lugar de esperar pasivamente a que sean atendidas sus necesidades es capaz de organizarse para buscar alternativas, esa iniciativa se transforma, además, en el reflejo de las inquietudes que subyacen en la comunidad y favorece la expresión del potencial creativo que en ella reside y que busca un cauce por el que fluir. 

Tal es el caso del Centro Cultural “Poderes Creadores del Pueblo”, emplazado en lo que fuera la Gallera Municipal de San Felipe “Roberto López”, ubicada en el estado Yaracuy, en las inmediaciones de Cantarrana y Andrés Eloy blanco.


El grupo Simbiosis emprendió la labor de limpiar de maleza y acondicionar el recinto de la otrora Gallera con el propósito de hacer de ella un lugar destinado a albergar todo tipo de manifestaciones culturales. Tal y como se documentó a través de un video consignado al parlamento regional en una plenaria celebrada en enero, el sitio se encontraba sumido en el abandono. El Movimiento Gallera Cultural se dio a la tarea de rescatar los espacios articulando más de 25 grupos que trabajaron mancomunadamente para consolidar un espacio recreativo para la comunidad.

A la fecha, uno de los más importantes logros de quienes se han empeñado en hacer de la Gallera un lugar de reflexión y desarrollo es la fundación de la biblioteca “Manuel Barreto”, que comenzó con más de trescientos libros de diversos géneros y ha recibido el apoyo de instituciones como el CUAM y FUNDARTE. Durante la inauguración de la biblioteca los escritores David Figueroa (Yaracuy) y Luis Manuel Pimentel (Lara) disertaron sobre la importancia de la lectura en el proceso educativo.

Se ha tenido presente la conveniencia de crear lazos con otras instituciones para fortalecer el proceso formativo. En principio, se han acometido actividades en las que han participado representantes de otros entes. Así por ejemplo Carlos Malpica, Profesor e Investigador de la Escuela de Ciencias Salud y Medicina de la Universidad de Carabobo, dictó una conferencia sobre “La Riña de Gallos como Ludopatía Adictiva”, un tema al que la comunidad es especialmente sensible en razón de la naturaleza de los espacios que ahora ocupan. De hecho, la Asociación de Galleros del Estado Yaracuy, Asogalley, aspira a recuperar la gallera para las tradicionales riñas, lo cual preocupa a la comunidad no sólo por el tipo de comportamientos que rodea estos eventos, sino también por consideraciones de orden animalista.

Es destacable la suma de esfuerzos que se ha desplegado en torno al centro cultural, destacándose el trabajo del grupo Simbiosis que, tras iniciar la restauración de las paredes del lugar y realizar distintos murales, se ha involucrado en el proceso de saneamiento de las adyacencias del río Yurubí. Por otra parte, cabe reseñar la
participación activa de quien es un motor de la vida cultural de Yaracuy, el editor y poeta Libardo Linarez, quien ha vinculado la Peña Literaria de Rótulo, que él lidera, a las actividades del nuevo enclave cultural.


Al pensar en la recuperación de la olvidada Gallera, en el esfuerzo realizado para proveer a la comunidad un lugar de intercambio que sin duda enriquecerá la vida de todos, no puedo dejar de evocar el célebre discurso con que Federico García Lorca inauguró la biblioteca de su pueblo, y en el que condenaba la costumbre de soslayar todo aquello que enaltece la condición del hombre y le hace apto para construir un futuro digno: “Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas, sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. (…) El lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.