martes, 7 de abril de 2015

Volar

El Universal, 7 de abril de 2015

El episodio es del dominio público: un aparato de Germanwings, filial de la compañía alemana Lufthansa, se estrelló en el macizo alpino de Trois Échëves con 150 pasajeros a bordo cuando cubría el trayecto Düsseldorf-Barcelona.

Lo que en principio parecía un accidente, cobró visos de homicidio en el momento en que, a partir de la caja negra, pudieron reconstruirse los hechos: el copiloto, Andreas Lubitz, se vio a solas en la cabina cuando el piloto Patrick Sonderheimer se ausentó unos minutos. Lubitz dispuso el inmediato y continuo descenso del avión.

Cuando Sonderheimer regresó, comprobó que la puerta de seguridad de la cabina había sido bloqueada desde adentro. Introdujo el código de seguridad para abrirla, pero Lubitz volvió a bloquearla en el interior, lo que parece demostrar la voluntad deliberada tanto de permanecer a solas como de estrellar el avión. Por añadidura, una ex novia del copiloto afirma haberle escuchado decir que algún día haría algo que cambiaría el sistema y por lo cual sería recordado.


En paralelo, la película “Relatos Salvajes”, escrita y dirigida por Damián Szifrón y coproducida por los hermanos Almodóvar, ha causado gran revuelo. Una de las seis historias a partir de las cuales está construida tiene un argumento sorprendentemente parecido a lo acontecido con el aparato de Germanwings: el piloto, Gabriel Pasternak, logra reunir a bordo del mismo avión a todos quienes han tenido una incidencia negativa en su vida, y lo estrella.

La película, a más de convertirse en la más taquillera de la historia del cine argentino, había sido recibida con la mejor crítica en el Festival de Cannes, los Premios Óscar y los Premios Goya durante el 2014. No ha faltado quien se pregunte si se trata de una mera coincidencia o si, a semejanza de esos casos en que los niños que se lanzaban por la ventana tras haber visto Superman, el film sirvió de inspiración al copiloto suicida.

No nos damos cuenta de la frecuencia con que cedemos el control de nuestras vidas a otra persona, materialmente hablando. No me refiero a lasposibles dependencias emocionales que pueden establecerse. Hablo de situaciones reales, desde someterse a una operación quirúrgica hasta subirse a un autobús… O a un avión. Hay, sin embargo, un caso más sutil, cuyo impacto puede pasar a muchos desapercibido. Se trata del sufragio.


Masivamente, entregamos nuestro destino en las manos de una persona consustanciada con determinada ideología, con determinadas soluciones, con determinados patrones de acción: lo que se ha dado en llamar “recetas”. Somos nosotros quienes cedemos el mando a uno u otro individuo.
Muchas son las vicisitudes que pueden presentarse, y de la pericia del piloto dependerá sortearlas o no con éxito. ¿Cuál es el margen entre el accidente y el homicidio? ¿Cuándo se trata de situaciones inesperadas fuera de todo control y cuando de la testarudez en insistir en modelos que prueban su ineficacia aun después de años? En manos del piloto está remontar el vuelo.

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