jueves, 4 de octubre de 2012

Florentius


Con buen pie ha irrumpido en el panorama literario español la novela Florentius, del  escritor Fernando Lallana. Avalada por una meticulosa labor documental, la  opera prima de este intelectual, madrileño de nacimiento aunque afincado en Toledo desde hace años,  narra la particular odisea por la que atravesaría el holandés  Florentius Merkel como parte de la comitiva que a lo largo de  siete meses acompàñaría a  Felipe el Hermoso y Juana la loca desde Bruselas hasta Asturias, en donde habrían  de jurar como príncipes ante las  Cortes. 

La obra, profusa en imágenes sensoriales de todo tipo, sitúa al lector de manera vívida en las circunstancias que se describen. La prolija  enumeración  de los pormenores arquitectónicos, de los sonidos, de los aromas, así como la hábil construcción psicológica de los personajes, confieren a Florentius el poder de trasladar a  la época a quienes se asoman a sus páginas.

 Bellamente escrita, Florentius resulta encomiable en un doble registro: si por una parte la historia  fluye despertando interés y sorprendiendo a veces por la forma inesperada en que se resuelven los nudos, por otra es digna de admiración debido a  la esmerada labor de documentación en que está sustentada.

Fernando Lallana
El recorrido de la caravana a través de media Europa desvela la ruda cotidianidad de las travesías en la época, así como las prácticas comunes entre la realeza y el propio vulgo. Las vicisitudes del camino, las inclemencias del tiempo, los festejos propios de cada región y la forma de hacer frente a las diferentes circunstancias dan marco a la trama en la que el protagonista asume el reto de mantenerse fiel a sus convicciones a pesar de vislumbrar los peligros a los que se expone.

 A través de Florentius se despliega el abanico de las  inquietudes que bullían en la época: el cuestionamiento del enfoque religioso que había prevalecido durante la Edad Media; la simonía; la hipócrita observancia de preceptos  y  las oscuras componendas a que se recurría para hacerse con el poder político o económico… Lallana desnuda las motivaciones subyacentes en muchos de los eventos que marcaron la historia y describe un panorama que necesariamente habría de desembocar en la Reforma. Pero, al mismo tiempo, atempera esta sórdida atmósfera despertando otras emociones: la ternura, la amistad y  la capacidad de disfrutar de los pequeños eventos cotidianos, que  estarán presentes a lo largo de todo el trayecto, mientras se van deslizando de manera casi inadvertida los nombres de quienes signaron el periodo, recogidos en la escrupulosa lectura de las crónicas de la época.

Traición, enigmas. escarceos amorosos, y algún  episodio hilarante son los ingredientes que sazonan esta novela de lectura imprescindible que acusa la voluntad del autor de  ser fiel a la época y revela su interés en el pensamiento humanista.

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