El Universal, 30 de enero de 2013
Básicamente, el evento facilita el contacto entre los especialistas del ramo, de modo que puedan promocionar y comercializar sus productos. En este sentido, 167 países y diversas regiones de España concurrirán poniendo de manifiesto las tendencias que conforman el perfil de la industria turística internacional hoy en día.
En esta oportunidad, además, la Feria servirá de marco para el encuentro de profesionales del enoturismo, centrados en regiones en las que tiene lugar la actividad vinícola, involucrando tanto su entorno natural como su oferta gastronómica y cultural. En este rubro confluirán unos veinte expositores.
Del mismo modo, se han reservado ciertos espacios en el recinto para foros monográficos. Entre ellos destacan FITURGREEN, una zona centrada en el ahorro energético y la eficiencia en la gestión hotelera, y FITURTECH, que versa sobre tecnología aplicada al turismo. Este foro contará con la presencia del astronauta español Pedro Duque.
Resulta gratificante encontrar, entre quienes gestionan el mercado turístico europeo, a un venezolano: Ronald Tancredi Hawkins. Vinculado a la industria hotelera, este joven ejecutivo, tras cinco años de exitosa labor en Londres, se encuentra ahora radicado en Madrid, movilizando lo relativo a los alojamientos existentes en la zona de Barcelona y en Portugal. Su profesionalidad y don de gentes le han valido una posición destacada en su carrera, en continuo ascenso.
Venezuela se promociona, a través de 13 empresas con stands emplazados en el Pabellon 3 del IFEMA, como un destino que ofrece turismo de aventura, familiar, rural; rico en eventos deportivos y culturales; apropiado para las rutas de montaña y el senderismo; con opciones solidarias y sostenibles (ecoturismo) y con diversas alternativas para los “city-breaks”, conocidos en castellano como “escapadas”: viajes breves a lugares cercanos, que no involucren importantes desplazamientos por razones de tiempo. Todo ello aunado al más relevante atractivo nacional: los 3726 kilómetros de costa que se extienden frente al Mar Caribe, desde Castillete hasta Punta Playa, además de los 280 kilómetros de costa Atlántica correspondientes a la zona en reclamación de la Guayana Esequiba, y sin abundar en los tesoros naturales del sur, donde se encuentra la caída de agua más alta del mundo, el Salto Angel, así como Canaima y los tepuyes, parte del relieve de la zona más antigua del planeta: el macizo guayanés.
inclusión social, creando empleo, generando fuentes de ingreso para pequeños y medianos emprendedores, e incorporando a los habitantes originarios de ciertas zonas a la actividad turística de sus respectivas regiones, principalmente en calidad de guías y como conocedores de la cultura de las etnias aborígenes venezolanas. Con ello se ha pretendido también combatir la explotación a la que se veían sometidos, en ciertos casos, algunos indígenas.
El turismo se presenta pues, dentro y fuera de FITUR, como una respuesta a las necesidades sociales y económicas del país, siempre y cuando pueda garantizarse al viajero la seguridad durante su permanencia, una apropiada vialidad para sus desplazamientos; organización y transparencia en el manejo de equipajes, traslados (taxis) y documentación, así como la puntualidad en sus vuelos. De no ser así, no conseguiremos salvar la deficiente publicidad que nos hace el boca a boca ni proyectarnos como el destino que publicitara Colón en carta a los Reyes Católicos, cuando bajo el slogan “Tierra de Gracia” se refiere a Venezuela como “las nuevas tierras que he descubierto, en las cuales tengo asentado en mi ánima que está el Paraíso Terrenal”…
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