sábado, 16 de junio de 2012

Los maestros saben...


(El Universal, Caracas,  5 de junio, 2012)


“To teach is to touch lives”, reza un proverbio inglés: “enseñar es tocar vidas”. ¿Saben realmente los maestros la repercusión que puede tener la actitud que asuman hacia los estudiantes?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que adelanta el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), presentó en días pasados el informe PISA in focus, en el que se analizan las claves del éxito educativo.
La conclusión del informe, según explica Educaweb, es que el éxito académico no está asociado a la inversión económica que el Estado realiza en educación. Los estudiantes de países como Luxemburgo, Noruega o Estados Unidos obtuvieron resultados similares a los de Estonia, Hungría o Polonia, que efectúan una inversión mucho menor por alumno. Cabe preguntarse en qué radica, pues, la eficiencia del sistema. Al parecer, los países que obtuvieron mejores resultados son aquellos que consideran que todos los estudiantes pueden tener éxito y aplican políticas de estímulo en el aula, revalorizan las capacidades de los estudiantes y no permiten que el alumnado con más dificultades repruebe.
Este resultado viene a confirmar lo que ya en los años ´60 había afirmado David C. McClelland a partir de estudios realizados en el ámbito escolar: cuando los profesores consideran más inteligentes a ciertos estudiantes, estos tienden a rendir más. O dicho de otro modo: la expectativa que los profesores desarrollan acerca del potencial de sus estudiantes influye en los resultados que estos obtienen. Ello podría explicarse por la atención, el tiempo y el reconocimiento que se concede a quienes se consideran más brillantes.
Este fenómeno se denomina efecto Pigmalión, en alusión al mito griego según el cual un escultor del mismo nombre se enamora de su creación, Galatea, y comienza a tratarla como si estuviese viva. Galatea termina por cobrar vida realmente gracias a la intervención de Afrodita, que se compadece del artista. Del mismo modo, los estudiantes se convierten en lo que los docentes creen que son.
Robert Rosenthal y Leonor Jacobson investigaron este asunto en Nueva York hacia 1968 y recogieron sus conclusiones en el libro Pigmalión en el aula.
PISA in focus ratifica la importancia de dos asuntos sobre los que ya se ha disertado hasta el cansancio, sin que parezca que las medidas que se han tomado sean proporcionales a la importancia que se ha demostrado que tienen: la atención a las características individuales del educando y el papel del docente en el proceso de aprendizaje.
El informe destaca la importancia de propiciar las situaciones adecuadas para que cada alumno evolucione según sus capacidades. Si bien es innegable que cada persona tiene aptitudes que facilitan en mayor o menor medida el aprendizaje de ciertas asignaturas, también es verdad que una persona promedio puede alcanzar cualquier objetivo en mayor o menor tiempo, si dispone de los recursos y las estrategias adecuadas. Dicho de otro modo: tanto la liebre como la tortuga pueden arribar a la meta, aunque cada una a su ritmo y a su manera.
En cuanto al rol del docente, es un tema sobre el que habrá volver muchas veces. Pero más allá de su formación intelectual, se hace necesario sensibilizarle con respecto al impacto que su actitud puede tener sobre sus estudiantes, ya como facilitador de las experiencias educativas, ya como modelo, ya como fuente de motivación. Cabe recordar la importancia de brindar el reconocimiento que en justicia se merece su tarea.
Una vez más, en tiempos de crisis, el informe de la OCDE viene a poner el acento en el mismo asunto de siempre: no importa cuántos recursos tengamos si no sabemos qué hacer con ellos. A veces la mejor inversión no está en los bienes materiales, sino en la formación del recurso humano y en un diseño instruccional flexible que permita desarrollar el máximo potencial de cada individuo y, por supuesto, su máxima felicidad.

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