(El Universal, Caracas, 19 de junio, 2012)
Pareciera que la sociedad de la información nos conduce inevitablemente hacia la irrupción de los dispositivos tecnológicos en el aula. Tablets y netbooks, concretamente, abren nuevas posibilidades en el campo educativo debido a sus características: batería de de acción prolongada (alrededor de ocho horas), posibilidad de interacción táctil, capacidad de procesamiento de información y de navegación por internet, y portabilidad, basada en su peso (500 gramos) y su tamaño (10 pulgadas).
Los beneficios más evidentes del empleo de estos dispositivos son los asociados a la adquisición de agilidad para localizar información en internet y al desarrollo de destrezas en el manejo de este tipo de tecnología, de la que inevitablemente tendrán que hacer uso los estudiantes en todas las áreas de su vida. Pero también se favorece la construcción de saberes en el aula a partir de la integración de los datos localizados por los alumnos en diversas fuentes, con los correspondientes procesos de elaboración, abstracción y síntesis, y haciendo uso de habilidades para la comunicación tanto oral como escrita. A través de internet, así mismo, puede accederse a situaciones o lugares de otro modo inaccesibles, tales como un quirófano o el interior de un volcán. Bien utilizados, promueven el intercambio de experiencias y de datos entre los estudiantes, así como también el trabajo en equipo.
En algunas experiencias, los tradicionales libros de texto han sido sustituidos por las plataformas digitales: el alumno, en vez de adquirir costosos libros impresos que pierden vigencia y se deterioran, paga una cantidad para suscribirse a una plataforma digital. Recibe entonces una contraseña que le permite acceder vía internet a la información relativa a todas las asignaturas de su curso durante el año escolar. Los contenidos de la plataforma, a su vez, van siendo actualizados continuamente y retroalimentados con la experiencia de profesores y estudiantes.
Esta modalidad, además, tiene repercusiones ecológicas, por cuanto no involucra el gasto de papel con el correspondiente agotamiento de los bosques. En paralelo, se evita que los alumnos tengan que acarrear el peso de los libros, lo cual incide favorablemente en su salud física.
Las plataformas suelen permitir almacenar los productos de la investigación, las fuentes, las recomendaciones del profesor, las tareas asignadas y hasta los mensajes a los representantes. Si un estudiante no asiste a clase, puede acceder, prácticamente en tiempo real, a los contenidos vistos.
Mientras que en Argentina se publica Tablets en Educación (Laura Marés, 2012), en Aragón se publica Al otro lado de las TIC, que presenta la visión que los estudiantes tiene acerca del uso de la tecnología en el aula. Las conclusiones de ninguno de los dos estudios han sido contundentes: apenas se ha logrado establecer la positiva influencia que surten los dispositivos en la motivación y la disposición al aprendizaje. Por su parte, las desventajas se relacionan con la dificultad de disponer en los centros de sistemas de banda ancha que provean una conexión wi-fi para todos los usuarios,, la inexistencia de programas para el reciclaje de los residuos electrónicos y la incomodidad del teclado virtual.
NIcholas Negroponte |