martes, 10 de junio de 2014

Tras las huellas de Beauperthuy

El Universal, 10 de junio de 2014


José esteban García de los Ríos
En las entrañas del Oriente venezolano, a mediados del siglo XIX, Luis Daniel Beauperthuy estableció, antes que Carlos Finlay y antes de los experimentos de la comisión norteamericana que dirigiera Walter Red en Cuba, que el Aedes aegypti era el vector de la fiebre amarilla.

Del mismo modo, ya en 1854, al mismo tiempo que Pacini en Italia, Beauperthuy había publicado en la Gaceta de Cumaná una descripción de los vibriones presentes en las heces de sus pacientes, aquejados por el cólera a raíz de una epidemia que azotaría el norte de Venezuela hacia 1853. Así lo ha constatado José Esteban García de los Ríos, un personaje que, en sí mismo, es digno de ser estudiado

Nacido en Basse Terre el 26 de agosto de 1807, Beauperthuy era hijo de un próspero comerciante de la isla de Guadalupe. Alrededor de 1830 se trasladó a París para realizar estudios de medicina, que concluiría el 12 de septiembre de 1837. Es entonces cuando se plantea regresar a América en calidad de naturalista: había valorado la posibilidad de emplear las goletas que trasladaban hasta Europa las mercancías con que comerciaba su padre para enviar ejemplares de la geología, la flora y la fauna americanas.


Un contrato con el Museo de Historia Natural de Francia, fechado el 20 de marzo de 1838, oficializaba el cargo de Viajero Naturalista por tres años, los mismos durante los cuales el científico fue remitiendo a París especímenes de diversa naturaleza.

Así , comenzó su periplo desplazándose por las Antillas hasta desembarcar en Venezuela, en donde habría de permanecer hasta su muerte, acaecida en la madrugada del 3 de septiembre de 1871 a orillas del río Esequibo, a través del cual trasladaba diariamente a la isla de Kaow. Había allí un hospital, concebido por él mismo, dedicado a tratar enfermos de lepra, el mal en cuyo estudio invertiría los últimos meses de su vida.

García de los Ríos decidió emprender la tarea de rastrear qué fin habían hecho los ejemplares enviados por Beauperthuy a Francia a instancias de la doctora Irene Bosch, quien lo había introducido al personaje animándole a investigar más.


Este eminente microbiólogo español, asiduo lector de El Universal, es coordinador y profesor del Módulo “Bioseguridad y respuesta sanitaria ante riesgos y amenazas contra la salud”, perteneciente al Máster “Gestión de crisis en un mundo globalizado: bioseguridad y terrorismo”. Es también profesor del Máster Universitario en Análisis Sanitarios, de la Universidad Complutense de Madrid, y ha dirigido, participado o colaborado en diversos proyectos de investigación, publicando y dirigiendo tesis sobre marcadores moleculares, resistencia a antibióticos, microbiología clínica en fauna salvaje y en sanidad animal, fitopatología y bioterrorismo, entre otros temas.


Apasionado de la historia de la medicina, desde el año 2008 viaja regularmente a Venezuela para estudiar los archivos personales de la familia Beauperthuy y visitar los lugares en que el científico realizó sus investigaciones. Más recientemente se ha desplazado a París, en donde una concienzuda revisión de los fondos y catálogos del Museo de Historia Natural habrían de llevarle a identificar los especímenes remitidos desde Venezuela hace mucho más de un siglo.


Diversos obstáculos se interpusieron para llevar a feliz término la investigación. El primero de ellos, el más obvio: la inadecuada grafía del apellido Beauperthuy, escrito de muy diversas maneras en los registros, lo que entorpecería la localización de los envíos al buscar en los documentos a través del remitente; el segundo, la procedencia: la pesquisa resultó infructuosa al rastrear ejemplares expedidos desde Venezuela. Comenzaron a cosecharse los primeros hallazgos cuando se descubrió que muchas muestras aparecían registradas como provenientes de Colombia (Venezuela había pertenecido a la Gran Colombia hasta pocos años antes del desplazamiento de Beauperthuy a América). Salvados estos escollos, García de los Ríos comenzaría a ver los primeros frutos de su esfuerzo. Con el apoyo de eminentes herpetólogos franceses ha ido registrando la naturaleza de los ofidios enviados al Museo, mientras se van recabando los minerales y los fósiles con que Beauperthuy pretendía nutrir una descripción paleobotánica de América.


Resulta muy estimulante constatar cómo una suma de esfuerzos permite precisar la trayectoria y el perfil de un personaje con visos verdaderamente geniales, así como estimulante resulta también que un estudioso de la talla de García de los Ríos haya querido investigar un asunto tan fuertemente vinculado a la geografía y la historia de nuestro país. Ya presentó en Madrid, en la XX Bienal de la Real Sociedad Española de Historia Natural, sus estudios preliminares sobre la labor de Luis Daniel Beauperthuy como viajero naturalista. Esperamos que en breve comience a publicar más resultados de esta historia.

2 comentarios:

  1. No había tenido la oportunidad de leer este artículo sobre nuestro ilustre antepasado. Me causa mucha satisfacción la divulgación de su obra, un tanto opacada en el mundo científico.
    Sinceramente muy agradecido.

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  2. Yo tampoco había visto su comentario hasta ahora, don José Luis. Me disculpo por la dmeora en responder. Por si fuera de su interés, acabo de reproducir el artículo en mi pa´gina de FB, que le invito a visitar. ¡Saludos! https://www.facebook.com/Linda-DAmbrosio-609171942580489/

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