Con buen pie ha irrumpido en el panorama literario
español la novela Florentius, del escritor Fernando Lallana.
Avalada por una meticulosa labor documental, la opera prima de este
intelectual, madrileño de nacimiento aunque afincado en Toledo desde hace
años, narra la particular odisea por la que atravesaría el holandés
Florentius Merkel como parte de la comitiva que a lo largo de siete meses
acompàñaría a Felipe el Hermoso y Juana la loca desde Bruselas hasta
Asturias, en donde habrían de jurar como príncipes ante las
Cortes.
La obra, profusa en imágenes sensoriales de todo
tipo, sitúa al lector de manera vívida en las circunstancias que se describen.
La prolija enumeración de los pormenores arquitectónicos, de los
sonidos, de los aromas, así como la hábil construcción psicológica de los
personajes, confieren a Florentius el poder de trasladar a la época
a quienes se asoman a sus páginas.
Bellamente escrita, Florentius resulta encomiable en un doble
registro: si por una parte la historia fluye despertando interés y
sorprendiendo a veces por la forma inesperada en que se resuelven los nudos,
por otra es digna de admiración debido a la esmerada labor de
documentación en que está sustentada.
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Fernando Lallana |
El recorrido de la caravana a través de media Europa
desvela la ruda cotidianidad de las travesías en la época, así como las
prácticas comunes entre la realeza y el propio vulgo. Las vicisitudes del
camino, las inclemencias del tiempo, los festejos propios de cada región y la
forma de hacer frente a las diferentes circunstancias dan marco a la trama en
la que el protagonista asume el reto de mantenerse fiel a sus convicciones a
pesar de vislumbrar los peligros a los que se expone.
A través de Florentius se despliega el abanico de las inquietudes que bullían en la época: el
cuestionamiento del enfoque religioso que había prevalecido durante la Edad
Media; la simonía; la hipócrita observancia de preceptos y las
oscuras componendas a que se recurría para hacerse con el poder político o
económico… Lallana desnuda las motivaciones subyacentes en muchos de los
eventos que marcaron la historia y describe un panorama que necesariamente
habría de desembocar en la Reforma. Pero, al mismo tiempo, atempera esta
sórdida atmósfera despertando otras emociones: la ternura, la amistad y la capacidad de disfrutar de los pequeños
eventos cotidianos, que estarán
presentes a lo largo de todo el trayecto, mientras se van deslizando de manera
casi inadvertida los nombres de quienes signaron el periodo, recogidos en la
escrupulosa lectura de las crónicas de la época.
Traición, enigmas. escarceos amorosos, y
algún episodio hilarante son los ingredientes que sazonan esta novela de
lectura imprescindible que acusa la voluntad del autor de ser fiel a la época y revela su interés en el
pensamiento humanista.